Convivir con los recuerdos
La propietaria pasaba los veranos de juventud en esta casa, que después transformó manteniendo su espíritu y muchos de los objetos del pasado. Se trata de una reforma arquitectónica mínima en la que fundamentalmente se cambiaron las instalaciones, ya muy castigadas por el tiempo. Sin embargo, se quiso conservar la esencia de una típica casa de campo, de dos plantas, sin muchas pretensiones y sin embargo elegante, casi monacal y precisamente por eso distinguida. La planta baja consta de comedor, cocina, sala de estar, sala de lectura y estudio.